Érase una vez una niña debajo del mar. O de la tierra. Sí, de la tierra.
Una niña atrapada en una lámpara, como las que un día, hace mucho, habitaron los genios.
Alguien la había colocado allí, sin que ella preguntara por qué. Y eso que no recordaba el Terrible Mundo de los Acontecimientos Pasados.
Se llamaba Maura